“Me acuerdo de ti más de lo que tú imaginas. Ah, y una
noticia: antenoche te soñé. (…) Tenías la cara más linda que he visto en mi
vida. Era tu cara, pero como pintada, un óvalo perfecto, una expresión de
amable y sonriente disgusto. Yo supe allí que te quería más que a nada. En tu
sonrisa había algo de beatitud y de elegancia; en tus ojos una mirada inmóvil,
transparente. Fui hacia ti, descubierto, perdido. Reímos los dos.”